La disputa por el poder

En México la sucesión presidencial ha iniciado. Aún faltan dos años para que el actual mandatario Felipe Calderón Hinojosa deje el poder, pero desde ya se perfilan personas y estrategias en la disputa por el país.
El Estado de México es parte estratégica en esta disputa, no sólo por su importancia económica y poblacional sino porque su Gobernador, el priísta Enirque Peña Nieto, se ha convertido en una figura emblemática para la sucesión.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Los pactos como solución.

Aunque el tema parece desactivado en el discurso y mediáticamente, Enrique Peña se propuso impulsar un Pacto por la seguridad, por otra parte el INE anda proponiendo un pacto de civilidad para las elecciones del 2015. Ante la crisis y la emergencia nacional lo único que se les ocurre es firmar pactos; nuestra clase política no da para más.
Cuando Peña propone un nuevo pacto a los partidos políticos para detener la ola de inseguridad uno sólo puede pensar que, desde su punto de vista, un pacto entre las fuerzas políticas mejoraría las cosas (decir resolvería son palabras mayores), acepta además que ellos son parte fundamental del problema y que las cosas están así porque ni su partido ni los otros tuvieron la intención de frenar la inseguridad por un lado y generar gobernabilidad por el otro. Esta declarando que siempre ha estado en manos de la clase política resolver y no lo han hecho, y hasta ahora que les explota en la cara la crisis deciden que es el momento de actuar. Esto es irresponsable, mezquino y perverso.
Los pactos no son más que una salida discursiva para evitar hacer lo que deben: cumplir la ley. Para que un pacto fuera creíble deberían romper paradigmas, aceptar que en efecto la situación los rebasó y que sólo con la ayuda y el reconocimiento del otro, de los otros, se puede caminar hacia un nuevo estado de las cosas.
Implica tomar decisiones difíciles y dolorosas para ellos. Los integrantes de los partidos políticos tendrían que aceptar que se investigue a sus militantes, renunciar a cotos de poder y lucrativos negocios, traicionar mediante la denuncia a sus socios y amigos y aceptar que más de uno de sus correligionarios acabará preso por haber incurrido en actos de corrupción.
Pero no quieren tomar esas decisiones tan drásticas que tomaron en su momento otros países. Edgardo Buscaglia, investigador de la Universidad de Columbia, menciona que los políticos mexicanos tienen un pacto de impunidad y el estado mexicano tiene la imperiosa necesidad de limpiarse, ¿cómo? desde las cámaras, por ejemplo dos tercios de los integrantes del parlamento italiano fueron procesados penalmente por vínculos con grupos criminales mientras que el 63% del Congreso colombiano, con figuras de todos los partidos, fue también saneado. Un pacto que permitiera acciones tan concretas como estas sería creíble y representaría un inicio.
Pero todo esto es mucho pedir, no pueden, no tienen la grandeza. Por lo tanto, cualquier pacto que se proponga bajo las condiciones actuales es sólo simulación, gatopardismo a la mexicana.

Estamos viviendo el tiempo de los hombres pequeños que no tienen mentalidad de estadistas, es gente pequeña como su visión del mundo. Tiempos en los que éste, el gobierno de los peores, no escribe ni hace historia. Estos son tiempos canallas como los hombres que lo pueblan.
MOA.

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